El auge del teletrabajo, el cepo cambiario y el muy buen money humano argentino generaron un extraño aberración en el mundo del application: cada vez hay más demanda desde el exógeno para contratar programadores argentinos, pero muchos de los dólares que cobran nunca llegan al país. Entre las empresas de mejora de sistemas informáticos y de la crematística del conocimiento, donde conviven grandes nombres pero además muchas pyme, hablan de “competencia desleal” por parte de quienes se llevan los servicios de los profesionales desde el extranjero gracias a que no tienen que afrontar los elevados costos laborales que tiene una compañía en la Argentina.
¿Cómo es que se escapa el talento argentino y las divisas que genera? Muchas empresas del exógeno, desde un bandada de Wall Road hasta una startup, contactan desarrolladores empleados en empresas argentinas por las redes, en specific vía LinkedIn. Les ofrecen trabajar desde su casa, cambiar la relación de dependencia por la vida freelance y, por supuesto, dejar de cobrar en pesos. El plazo puede hacerse en dólares, depositados en una cuenta bancaria en Estados Unidos o en Uruguay, o perfectamente a través de Bitcoins. De esa forma, las divisas generadas por los profesionales argentinos nunca ingresan al país si lo hiciesen, debieran ser convertidas a pesos al tipo de cambio oficial.
Un patrón area del sector, que perdió a jóvenes profesionales de su empresa por este esquema, lo ejemplifica. “Un desarrollador de software semi-senior anhelo, en blanco y con todos los beneficios, $80.000, que a su empresa empleadora le cuestan $130.000. Le llega una propuesta sin relación de dependencia pero superar USD 2.000, que cobrados al tipo de cambio ‘blue’ o al dólar Bolsa a $145, se transforman en $300.000. No tiene mucho para pensar”, se lamenta.
“Dar servicios de esa forma es ilegal, es una competencia desleal para todas las empresas que pagamos todos los costos laborales y los impuestos que corresponde. Y es además poco muy moribundo para el país: son divisas que se quedan exterior del circuito crematístico” ( Candelo)
Si el mismo servicio para un cliente del exógeno es prestado por una pyme argentina, encima de la carga impositiva de la operación, debe ingresar los dólares a $91 al mes de haberlos cobrado. Para retener a sus bienes humanos, no puede pagarles lo mismo que les ofrecen desde el exógeno y mucho menos en dólares, porque el cepo le impide penetrar a las divisas en el mercado permitido.
La pandemia aceleró el proceso: antiguamente una empresa estadounidense pagaba más al desarrollador community por si quería tenerlo cerca el teletrabajo redujo esos pruritos y mientras el profesional dé la talla, no importa en qué país esté trabajando.
Desde la Cámara de la Industria del Computer software (Cessi) advierten que el problema es moribundo. “Dar servicios de esa forma es ilegal, es una competencia desleal para todas las empresas que pagamos todos los costos laborales y los impuestos que corresponde. Y es además poco muy moribundo para el país: son divisas que se quedan exterior del circuito crematístico”, dijo a Infobae Sergio Candelo, presidente de la entidad
El salario de USD 2.000 mencionado en el ejemplo es un pavimento, puede ser aún top-quality. Las diferencias se agravan por el desdoblamiento cambiario, porque el dólar permitido se distancia del informal. Pero si existiese un único tipo de cambio, subsistirían otros problemas, como el costo profesional. Al igual que las exportaciones de soja que salen del país por vías alternativas para evitar el “costo argentino” de las retenciones, la exportación de servicios además encuentra esos caminos. Y los dólares no llegan al sistema financiero ni a abonar impuesto alguno en la Argentina.
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“Más allá de la regulación cambiaria, tenemos que repensar el futuro del empleo, las relaciones laborales, la transformación que requiere el maniquí de contratación del trabajo alrededor de el futuro”, apunta Candelo. Y recuerda que, en este contexto, empezará a aplicarse la controvertida ley de teletrabajo, que obliga a que ese desarrollador tendrá que tener un espacio de trabajo en una oficina, aún cuando trabaje en su casa, entre otras cosas.
La captura de bienes humanos desde el exógeno en el mundo del software program y los servicios profesionales tiene impacto tanto en las pymes como en las grandes compañías (Accenture, Globant, Baufest, PwC y otras) que suelen ofrecer buenas condiciones laborales, encasillar en Good Put to Operate y preocuparse por la capacitación de sus equipos. Pero las diferencias cambiarias y los costos pueden más.
La captura de bienes humanos desde el exógeno en el mundo del software package y los servicios profesionales tiene impacto tanto en las pymes como en las grandes compañías
Los programadores, explican en el sector, fueron históricamente un arbitrio escaso, en la Argentina y en el mundo. Se tráfico de un trabajo casi artesanal en el que siempre hubo una propuesta inferior a la demanda.
“En el mundo del mejora software program, la Argentina se ganó un área orientado a la calidad, así como otros países como India o Filipinas tienen un área orientado a la cantidad. Pero las diferencias cambiarias y los impuestos descolocaron todo. Si una empresa le relación un dólar a un cliente en el exógeno, le llegan $90, y con eso tiene que pagarle el programador al que por otra vía le ofrecen $145”, señalan en otra compañía en la que destacan el debe de competitividad que crea para las empresas argentinas la desatiendo de estabilidad cambiaria.
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